jueves, 25 de junio de 2015


Jorge Moch
tumbaburros@yahoo.com
Twitter: @JorgeMoch
Nostalgia ochentera
México se ha vuelto otro tan distinto al que conocimos que brinca la nostalgia y otorga vigencia al adagio tonto del tiempo pasado que fue mejor. A mí me da por extrañar los años, no muy lejanos, en que todavía creíamos estar a un paso de la modernidad; el progreso y el primer mundo eran todavía meta posible que albergaba infinitos cauces hacia la prosperidad y no un tinglado de estafas, escenografía discursiva que no se traga nadie con un dedo de frente.
Hace treinta años México era el summum de “ojos que no ven, corazón que no siente”. Muchas eran las cosas que parecían inmutables, cotidianas. Hacía su aparición la computadora, herramienta fascinante de propiedades increíbles, como jugar Space Invaders o almacenar, sin una sola hoja de papel, casi un libro entero en un disco flexible… el rock era intocable a pesar del New Wave, atrás habían quedado esos bochornosos desfiguros de la música disco; el Challenger llevaría seres humanos hasta Plutón, el cine renovaba a Drácula y ofrecía divertidas aventuras en el futuro antes de que las películas se volvieran “franquicias”, que es una elegante manera de decir “se nos acabaron las ideas”. Mad Max sólo había uno, y Michael Jackson, aunque a muchos nos pareciera sobrevaluado como compositor y cantante, era un afroamericano excepcionalmente dotado para el baile. Lejos estaba de convertirse en una bruja blanca come niños. Los curas en México no eran sinónimo de pederastia y la mayor parte de la televisión, aunque aburrida y zalamera como siempre, mantenía una suerte de respetuosa relación con la audiencia y con el gobierno, que no era de su propiedad. Había una sola empresa televisiva y hacía el juego de palafrenero al gobierno pero también el contrapeso informativo con los medios gubernamentales, que los había. Los programas de humor hacían reír, inventaban chistes en lugar de refritearlos, aunque ya las telenovelas eran sinónimo de porquería. Había, sin embargo, programas de concursos de conocimientos. Estados Unidos era todavía un reino inexplorado y si podíamos visitarlo, sobre todo lejos de su frontera sur, se nos veía como seres exóticos, pintorescos. No éramos sinónimo de drogas y violencia, sino de mariachi, chile y desmadre.
Los chamacos podíamos ir a ver a la novia en bici. Había tienditas en las esquinas de los barrios y las ciudades no estaban uniformadas de Oxxos. El narcotráfico campeaba casi como ahora, pero con cierto decoroso sigilo. Igual corrompía policías y políticos pero había una especie de código que mantenía los pleitos puertas adentro, y los barones de la droga no permitían que nadie se les saliera del huacal: si cualquier infeliz empezaba a vender drogas por su cuenta o, lo impensable, cerca de una escuela, era al día siguiente esa nota roja de la que era mejor no hablar mucho: con el tiro de gracia en una cuneta. El mercado interno de las drogas era marginal y no conocíamos la frase “una docena de cabezas aparecieron...” No había videos de degollinas ni de masacres.
Había represión y guerra sucia, pero de alguna manera focalizada. La sombra vergonzosa de Tlatelolco mantenía a raya a los perros del sistema y a ningún mentecato arrebatado se le ocurría, o si se le ocurría reprimía el impulso, aventar soldados o granaderos a madrear o balear a una multitud que protestara por lo que fuera. Despreciábamos al presidente en turno por cabrón y por corrupto, pero por lo menos era capaz de articular ideas propias y hasta de dar muestras coruscantes de retórica. Y sabía manejarse con alguna dignidad en el extranjero, y tenía cultura general. No teníamos por presidentes analfabetas funcionales. Difícilmente se hacía ver el mandatario mexicano como un pelele de trasnacionales o extranjeros, y aunque tuviera su cuota de influencia, Estados Unidos tenía que recular constantemente en sus constantes intentos de injerencia. Éramos todavía y verdaderamente un país petrolero y con posibilidades reales de riqueza. Éramos dueños de nuestra agua, y de nuestro oro, y de nuestros bellos litorales. Decir “México” no evocaba un serpollar de desapariciones y ejecutados ni tantas extorsiones ni feminicidios ni secuestros como industria. Éramos mano de obra, no mafias imbatibles ni ejércitos de sicarios rompiéndole la crisma al país entero. Salvo ocasionales, perturbadores atentados, no morían candidatos ni periodistas a puñados. No había pueblos fantasmas. Ni miedo en un carnaval. Y entonces, llegó el neoliberalismo.
Y todo se fue, para decirlo con esmero coloquial, a la chingada.

Felipe Garrido
Juan
Me puse de pie, fui festivo, abrí los brazos, exclamé en voz más alta de lo que hacía falta: ¡Pasa, Juan, no te quedes allí! Pero Juan, mi amigo Juan, mi muy querido amigo Juan, no dio un paso.
Juan era pintor. Tomaba su carcacha al amanecer y se iba al Ajusco, todos los días. El volcán era su tema único, su obsesión. De vez en cuando vendía algún cuadro. En esos días la vida se le había puesto difícil. Su mujer había perdido el trabajo. Tenían dos hijas, en prepa o en secundaria. Además de pintar, Juan traducía. Le conseguí una chamba en la revista; quincenas seguras.
Juan puso sobre mi escritorio lo que traía en las manos: los papeles y los libros que yo le había dado hora y media antes: unas fotocopias, un bloc de papel rayado, tres o cuatro diccionarios.
–No puedo –me dijo–; me ahogo. No quiero. Me falta el aire, el olor de los pinos, la montaña. Te lo agradezco, pero prefiero morirme de hambre.
Lo vi dar media vuelta. No tuve nada que decirle.
En estos tiempos en que nos toca vivir un sistema tan rápido que lentamente denigra la historia cultural y artística hacia su disolución, dando lugar a un único camino posible, el camino de lo lindo, de lo espontáneo, en resumidas cuentas: el camino del fast-food; en estos tiempos en donde incluso el sistema maestro ha encontrado una forma –espeluznante– de inmiscuirse en las creaciones humanas de buena fe, destacando “carteles” por “poemas” igualando “lo nuevo” a “lo bueno”, como editor, me veo en la tarea de nadar contra esa corriente perdida, me veo en la necesidad de nadar con el sol de la tarde a la espalda; por eso sujeto las ramas que brillan y que ondean en el agua a punto de ser devoradas por la corriente. Es mi eterna intención dar posibilidad; que esas ramas resistan conmigo para que dejemos definitivamente la corriente y echemos a nadar libremente. Estos ocho poetas de la región mesopotámica-rioplatense que he seleccionado con cierta severidad, responden a ellos mismos en la construcción del poema. Son auténticos oficiantes del poema, genuinos en el sentido de que expresan tras un elevado oficio de poeta. Álvaro Ojeda señala que la poesía consiste en saber robar adecuadamente a los grandes, con ello no está señalando únicamente el plagio, sino una insistente reutilización y la aplicación creativa de cada uno en la reconstrucción de esos retazos. Siento que estos ocho poetas respetan esa noción y al hacerlo también se respetan a ellos mismos.
Felipe Herrero
Postal gallega
Agustín Caldaroni
(Buenos Aires, 1985)
Te perdí para no perderte
rumbo al corazón de Santiago de Compostela:
un serpentario de piedra abierto en laberintos
   místicos
que olían a langosta hervida, a caldos de ostras,
   a culo de bestia marina;
callejuelas que pedorreaban con voz de gaitas
   espectrales,
y los martes de madrugada cruzaban las soledades
   de monjes putañeros y
   de yonquis.
Soledad gallega: de piedra y herrumbre, de
   vino, cristiana, es tu atavío.
Te espié mi amor, con tu pollera de vergel y tu
   andar caribe frente a la
   catedral.
En los bares de aldea soñé tu manito de nene
   cebando
un glorioso mate coronado de espuma esmeralda
y los borrachos derredor se ríen felices como
   cerdos,
anaranjados de cerveza cantan “Home solitario”.
Te envolví en papel plateado,
mezclé tu piel de moreno hachís con tabaco,
fumé tus pesadillas de violentas noches de
   fandango,
fumé tu mirada entre vulgar y santa que una
   cama lejana se entrega a otro.
Las fondas turcas te sirvieron para mí
en pan de trigo, queso fundido, jazmines y
   colibríes acuchillados.
Una noche sin sueño te vi nadando desnuda
en la fuente de la Alameda:
el cabello revuelto, la piel se helaba azul,
   llorabas pececitos de piedra.
El amor se me perdía entre tus sombras y la
   música que oía
ya no era celta sino un tango mortecino.
Hora de volver a casa.
Es poeta y narrador. Fundador de la revista cultural Taenia Emplumada de la ciudad de Buenos Aires. Tiene un poemario inédito de próxima aparición.
XVI
Enrique Campos
(Buenos Aires, 1982)
Desorientado en calles conocidas, huele su
   pasado contra el suelo como si caminara
   delante de él. Agitado por miedos que creyó
   haber desterrado, hunde el hocico en los
   trazos húmedos de un asfalto anónimo.
Caras llenas de un dolor que se le anticipa;
   rostros demacrados por la incertidumbre y
   la ignorancia que acumularon por años.
Sin ser descubiertas, cien lágrimas metálicas
   ruedan sobre la arena para mostrar todas las
   estrellas que las componen.
Un grito de auxilio. La luz de un brote mágico
   intenta en vano detenerlo en el tiempo. Se
   frena en los ojos profundos de una niña que
   busca un sapo entre las raíces de un gomero.
   La aventura termina en la memoria.
Es poeta y cantautor. En poesía publicó los libros
Las edades de un monstruo (2009), Uno y todos los
posibles
 (2011) y El momento en su boca (2012).
MVDEO
Horacio Cavallo
(Montevideo, 1977)
Montevideo es esa puta triste
a la que vuelvo siempre. Sometido
a oscuros cafetines donde insiste
en darme lo ganado por perdido.
Un cielo de fregón descolorido
nubla los ojos del que la desviste,
y andando sin andar, el recorrido
se vuelve circular. Cuando le asiste
la mañana de enero lo olvidamos.
Paseamos la pobreza en manga corta
rodeados de jazmines y glicinias.
Y en marzo, una vez más, por las esquinas,
el sueño tropical se nos acorta,
volviendo al viejo carro que arrastramos.
Es poeta y narrador. En poesía publicó los libros El revés
asombrado de la ocarina
 (Premio Anual de Literatura del MEC,
2006), Descendencia (2012), La mañana olvidada (2014) y
en colaboración con Francisco Tomsich Sonetos
a dos
 (Premio Fondos Concursables, 2008).
Rasgo
Marina Coronel
(Resistencia, Chaco, 1982)
El cuerpo que soy
me trae esa premura,
               calor que ocupa los baldíos
               en la porosidad de la siesta.
Tengo
el peso
de una semilla
roja.
Tierra donde caben los ruidos
y las cosas
hechas para el agua.
Es poeta y tallerista. Participó en varias antologías
de su país. Publicó los poemarios Bocas que no
saben
 (2009) y Cartografía (2015).
Hélices
Carolina Giollo
(Buenos Aires, 1982)
mañanas de puro sol
y un azul rugido.
los árboles son uñas verdes,
la esperanza silenciosa
de un ciclo que no sabe detenerse,
como el viento,
susurrante,
–y todavía frío
todavía frío–,
que sacude las almas
de los primeros llegados,
de los intrusos y de los advenedizos.
las alas caen,
secas,
en el lecho de la calle empedrada
–todavía hace frío–.
quiero retener la memoria,
la sensación en mi alma
que gusta de las cuevas nocturnas
casi como un disparo,
como un cristal perpetuo
o un rubí.
Es poeta y profesora de educación
secundaria. Desde 2013 organiza, junto
a la poeta Gabriela Larralde, el ciclo de
poesía itinerante Rumiar BuenosAires.
Publicó el poemario La resistencia de la luna (2015).
Tatuar
Natalia Litvinova
(Gomel, Bielorrusia, 1986)
Escribir es ir hacia la herida para curarla
   con veneno.
Los dioses lamen poemas y escupen
   oraciones.
Cuando no escribí encontré mi reflejo en el
   ojo ciego
de un caballo. Mi madre no ve las frases que
   tatué
en su vientre.
Es poeta y traductora de poetas rusos. Reside desde los
diez años de edad en Buenos Aires. Publicó, entre otros,
Esteparia (2010), Balbuceo de la noche/Balbutiement de
la nuit
 (2012), Grieta (2012), Todo ajeno (2013) y Rocío
animal
 (2013). Varios de sus libros han sido reeditados
en diferentes países.
Reclamo
Juliana Mandolesi
(Carcarañá, Santa Fe, 1990)
A Adolfo Mandolesi
Antigua memoria nos pone al frente, abuelo,
Quizás nos acerca la brutalidad azul del mar que
   flagela las piedras.
O el cimiento oscuro
de un pensamiento abarrotado en mi inútil
   mantenerte vivo.
No hay tregua ni sorpresa
para estos ojos míos que no vieron los tuyos
   cerrarse
más profundamente que en una tarde
en que te permitías la inocente siesta.
Yo no quiero ver tu imagen convertida en
   duro mármol.
No tengo valor ni entereza
ni sonrisa para darte,
lágrima
o humanidad para hacerte saber que no te
   permito morir.
Tu voz viva
aún crea el grueso eco en los pasillos de mi
   infancia.
Me quedás, nono, así, en estas manos que un
   día te metiste a la boca
en este océano
que trae consigo tu antiguo nombre en
   pedazos
Y en una piedra, íntima-oscura, que vela por
   esta nietita amnésica, tuya,
que apenas si recuerda, en algún día distinto,
que te fuiste,
que ya no estás
más con ella.
Es poeta y narradora. Fue semifinalista del Concurso Internacional
Dulce Primavera del Centro de Estudios Poéticos de Madrid.
Publicó el poemario Maleza (2013).
Poesía
Eliana Naser
(Montevideo, 1983)
Es tinta que cae de los ojos
a una hoja que piensa.
Un agua que empapa en el vacío.
Lo que hace ser al mundo una palabra por decir.
Publicó los poemarios Palabra por decir (1999)
Trapecios (2001).

De la traducción no ya co mo traición sino como engaño, autoengaño,
distracción y hasta, puede decirse, ilusión perceptual
Ricardo Bada
John F. Kennedy junto a un aútentico berlinés
Cuando el calendario señala el mes de junio, uno puede tener la seguridad de que el día 26 Berlín festejará el aniversario de una de sus fechas míticas: la visita de John F. Kennedy en 1963, justo cinco meses antes de su muerte, y su discurso ante el ayuntamiento de Schöneberg, cerrado con una frase dicha en alemán, “Ich bin ein Berliner” (Soy un berlinés): frase que por un olvido freudiano de la gramática, es –desde entonces– una seña de identidad de la ciudad. Y si postulo el olvido freudiano de la gramática es porque al referirnos a nosotros mismos no decimos, por ejemplo: “soy un poblano”, sino lisa y llanamente: “soy poblano”. Sólo cuando predicamos algún añadido a la condición gentilicia es cuando solemos emplear el artículo, por ejemplo: “Soy un regiomontano que no se apellida De la Garza [y/o] exiliado en el Defe.”
Esto puede parecer una precisión bizantina, más bien propia del debate acerca del sexo de los ángeles, pero no lo es en el caso de la frase de Kennedy. Porque “einBerliner” [=un berlinés] si no es dicho en tercera persona y refiriéndose de modo expreso a un individuo, designa muy otra cosa que una persona natural y/o vecina de la ciudad de Berlín. “Ein Berliner” es el nombre propio y archidefinitorio de un buñuelo dulce, casi esférico y azucarado, en cuyo interior el confitero insufla un grumo de mermelada. Y desde luego, en una pastelería, en un puesto de venta callejero, para pedirlo se hace preciso y obligatorio el empleo del artículo: “un” berlinés. La moraleja es que Kennedy, queriendo dejar a la posteridad una frase histórica, se autodefinió como un buñuelo de masa blanca y azucarada con relleno de mermelada. Nada más y nada menos. Porque los idiomas se vengan de quienes no los conocen. Y el alemán, en particular, es muy vengativo.
Pensando en ello no tengo más remedio que recordar aquel lejano día que leí un poema de Paul Celan fechado el 23 de diciembre de 1967, uno de cuyos versos dice, sencillamente: “Anhalter Trumm”.
Un verso conmovedor, luego sabrán por qué. Años después lo vi traducido al castellano de la siguiente manera: “autostopista ramal de cable”. Me quedé estupefacto, boquiabierto y patidifuso, como decían los cómics de mi infancia, mucho más al ver que el traductor añadía una larga nota a pie de página que reproduzco literalmente: “El término Anhalter significa autostopista, pero Celan juega con el significado del verbo anhalten (parar). El término Trumm pertenece al lenguaje de la minería. El ramal de cable es una parte de un transportador.” Así aclara (¿?) la nota a pie de página. Santo y bueno... si no fuese porque el verso original de Celan significa algo muy distinto; para decirlo más brutalmente, significa algo, lo que no es el caso con ese “autostopista ramal de cable”.
Al terminar la segunda guerra mundial, en Berlín, cerca de lo que era el Checkpoint Charlie, quedó una ruina [Trumm] conservada con mucho cariño por los berlineses, casi como un exvoto monumental: es una parte de la fachada principal de una estación de ferrocarriles, la Anhalter Bahnhof, la terminal de los trenes provenientes de Sajonia Anhalt, uno de los Estados alemanes. Y esa había sido la estación donde llegó a Berlín, la primera vez que Celan estuvo en la ciudad. Pero gracias al arte de birlibirloque del traductor, “Anhalter Trumm” [=la ruina de la estación de Anhalt] había pasado a convertirse en un “autostopista ramal de cable” (sea ello lo que fuere), y todos tan contentos..., con la posible excepción del pobre Celan, que aún deberá estar removiéndose en su tumba del cementerio de Thiais, en las afueras de París, en compañía de Severo Sarduy y Joseph Roth.

Los Weckmänner y Heinrich Böll
Otro trujamán, sin la más mínima noción de la historia reciente de Alemania, tradujo como “Magnanimidad” el título de un poema de Heinrich Böll, “Mutlangen”, titulado así por el nombre del pueblito cercano a Stuttgart donde se celebraron unas famosas sentadas contra el estacionamiento en el país de misiles con ojivas atómicas. Claro: de “Mut” [=valor, coraje] y “langen” [=largo, dilatado]. Y se debió quedar tan orgulloso el hombre. Exactamente igual que el gringo que tradujese San Luis Potosí como St. Louis Assyes.
Heinrich Böll, por cierto, es uno de los autores peor traducidos a nuestro idioma. En la primera versión que hubo al español de su bella y triste narración “Al terminar la guerra”, cuando el tren que trae de vuelta a los prisioneros entra en Alemania, se leía lo siguiente: “Octubre en el bajo [sic] Rin, las comitivas de la fiesta de san Martín, los hombres de Wech [sic], el carnaval de Brueghel, y, por todas partes, un olor intenso que, a veces, desaparecía”, siendo así que lo que Böll escribió es esto: “Oktober am Niederrhein, Martinszüge, Weckmänner, Breughelscher Karneval, und über-all roch es, auch wenn es nicht danach roch, nach Printen.”
La primera pregunta que un lector debe hacerse es quiénes serán esos “hombres de Wech” que le imprimen carácter al ambiente otoñal bajorrenano. La respuesta es que no hay tales, porque los Weckmänner son unos muñecos de pan dulce que se encuentran en todas las panaderías de la zona cuando llega la época: sus ojos suelen ser dos pasas, y algunos de ellos hacen como si fumasen de unas pipas no comestibles, la gran preocupación de las mamás que les compran Weckmänner a sus críos. Y la segunda pregunta tiene que ver con el “olor intenso que, a veces, desaparecía”. ¿Un olor a qué?, querrá saber el lector. Y la respuesta es que el traductor no logró encontrar en ningún diccionario la palabra “Printen”, la golosina típica de la región bajorrenana en esos meses: la más famosa variedad se hace en Aquisgrán (Aachen en alemán), y decir “Aachener Printen” en este país es algo así como decir “turrón de Jijona” en España.
Así pues, y resumiendo, la frase hubiera debido traducirse como sigue: “Octubre en el Bajo Rhin, procesiones de San Martín, pancitos en forma de muñecos, carnaval de Brueghel, y por todas partes, aunque no se oliera, el olor a pan de especias.” ¡Mi reino por un cruasán!
¡Y para qué hablar de lo que han hecho con Heine en español, incluso escudándose tras el ciego aval de Borges! En verdad, Heine no ha tenido mucha fortuna en nuestro idioma, descontando su rastreable influencia en las Rimas, de Bécquer. Pero su propio vino, casi siempre, al ser vertido en nuestros odres, se convirtió en vinagre durante el trasvase, y en un caso concreto, para más INRI, con el aval de un dizque gran amante de su obra.
En el prólogo a Alemania, cuento de invierno, y otras poesías, y después de dedicarle a su autor todas las loas posibles, Borges perpetra estas palabras: “En este libro, que tengo la alegría de prologar, oímos en castellano la voz de Heine. La empresa es ardua, ya que el alemán y el castellano son tan distintos. A priori se diría que es imposible. Mi amigo Alfredo Bauer lo ha logrado. Su traducción es fiel al sentido y fiel a la forma. No pensamos, al recorrerla, en las equivalencias que proponen los diccionarios, pensamos que ha surgido en castellano, directamente.”
Ay... las dos palabras claves de este prólogo son “mi amigo”. Porque ese juicio sobre la traducción de Alfredo Bauer es casi un insulto a Heine. Basta leer unos versos famosos del primer capítulo del libro (“Ein neues Lied, ein besseres Lied,/ O Freunde, will ich euch dichten:/ Wir wollen hier auf Erden schon  Das Himmelreich errichten”) y con-trastarlos con la versión panegirizada por Borges: “Un canto nuevo, un canto mejor,/ cantaré con vuestro permiso./ Queremos aquí en la Tierra ya/ construir el paraíso.”
Hasta a Borges debería habérsele atragantado ese “permiso”, que es un vergonzoso ripio para rimar con “paraíso”. ¿Es posible que Borges haya tenido tan mal oído y pensara seriamente que así sonaría en nuestro idioma la poesía de Heine? Si uno echa por la borda todos los prejuicios en materia métrica, dadas las diferencias entre los dos idiomas, que hasta Borges reconoce como handicap, entonces podemos acercarnos casi con zoom al original: “A una canción nueva, una canción mejor,/ ¡oh amigos! le dedico mis desvelos./ Queremos ya aquí en la Tierra/ edificar el reino de los cielos.”
Igual pasa con otra famosa cuarteta de la emotiva “Despedida de París” con que se inicia el libro (“Ich sehne mich nach Tabaksqualm,/ Hofräten und Nachtwächtern,/ Nach Plattdeutsch, Schwarzbrot, Grobheit sogar,/ Nach blonden Predigerstöchtern”), que en la traducción tan elogiada por Borges suena poco más o menos como un inventario contable (“Anhelo el humo tabacal,/ centinelas, profesores,/ pan negro, rudeza, dialecto hamburgués,/ rubias hijas de predicadores”); aparte de ¿qué habrá querido decir eso de “anhelo el humo tabacal”, y por qué el Plattdeutsch (“bajo alemán”, por contraste con el Hochdeutsch “alemán alto”, o culto) se convierte en dialecto hamburgués? Y pensar que esa cuarteta también podría sonar, en alejandrinos, bastante más a Heine: “Añoro el aire denso del humo de cigarros,/ a los guardias nocturnos y doctos profesores,/ el dialecto y el pan negro, la grosería incluso,/ y a las rubias hijas de los predicadores.”
Al disponerme a pasar en limpio muchos de los apuntes que llevo hechos sobre este tema de la venganza del idioma, se me ocurrió además pensar en cuál es la primera palabra alemana que conocemos y aprendemos los extranjeros.
Suele darse por sentado que esa palabra es Kindergarten (pronunciado siempre a la inglesa: kindergarden) y que a lo largo de la existencia nos vamos aprovisionando de algunas otras resueltamente bélicas (búnkerpánzer, Blitzkrieg) o macabras (GestapoFührer) o políticas (Ostpolitik) o aparentemente políticas pero sólo futbolísticas: káiser. Pues el káiser por antonomasia no es un aristocrático Guillermo de mostachos enhiestos haciéndole competencia al pincho de su casco prusiano, sino el plebeyo Beckenbauer, un futbolista verdaderamente excepcional y cuyo talento para el balompié corre parejo con su discapacidad para la funesta manía de pensar. Lamento ser un aguafiestas pero, en contra de lo que se ha venido aceptando al respecto, creo que la primera palabra alemana que todos aprendemos, al menos en España, de una manera visual e inolvidable, es la palabra Apotheke.
Desde el día en que sabemos leer nos llama la atención encontrar esa palabra en los letreros de las farmacias de nuestras ciudades: esa palabra que tanto se aparta de sus equivalentes castellana, inglesa y francesa. Y sin necesidad de que nadie nos lo explique sabemos desde el vamos que Apotheke es alemana y significa farmacia. Lo que no deja de ser curioso si pensamos que la apoteca es el nombre original de la españolísima botica, que el boticario fue bautizado como apotecario, y que la etimología común de ambas palabras españolas y de la alemana es una latina, la cual a su vez, Corominas dixit!, procede del griego bizantino.
Ahora bien, el idioma de Goethe es una tentación para los juegos de palabras, y un alemán que sea experto en ellos reduce a la categoría de meros crucigramistas a la Santísima Trinidad laica compuesta en nuestra lengua por el cubano Guillermo Cabrera Infante, el español Julian Ríos y el venezolano Darío Lancini, el autor de Oír a Darío, que es el único libro íntegramente escrito en palindromos en castellano. Así no es extraño que en los gloriosos tiempos de la Revolución de mayo, allá por el año ’68, hiciera su aparición en Alemania, en la occidental –ça va sans dire!–, un tipo de taberna alternativa, izquierdosa, ecologista… y que se llamaba APO-THEKE: de APO, las siglas alemanas de “Ausser-Parlamentarische Opposition”, es decir, “oposición extraparlamentaria”, y Theke, que no significa otra cosa más esotérica que “mostrador”.
Aún quedan algunas de esas tabernas en Alemania, país tan conservador que se apega incluso a las reliquias de sus revoluciones. Desconfíen, los turistas que las vean, de esas Apotheke nostalgiosas del tiempo pasado y no siempre perdido: nadie les resolverá allí un problema de cefalea o de sinusitis, a no ser por la vía báquica... lo que tampoco está nada mal.
Alimentalandia
Gustavo Duch
E
s como estar en Disneylandia, me dicen. Sobre lo que eran sencillas tierras agrícolas, sin más distinciones y matices que los que imprimen el ciclo de los cereales y el despertar de los mirlos, se levantan ahora extraordinarios pabellones cual castillos de ocho torreones, que por la noches se iluminan con más colores que los que el arcoíris inventó. Donde deberías cruzarte con personas paseando o trabajando en sus cotidianidades, o con pastores con sus rebaños y los perros que los guardan, son mascotas de marcas comerciales cubiertas con pieles de terciopelo suave las que salen a tu encuentro. Y las niñas y niños al verlas corren tras ellas y disfrutan en grande el rato que allí pasan. Es bonito ese lugar, me cuentan, es fabuloso, concretan, y sólo ponen una objeción:es tal cual un cuento de hadas, pero los cuentos de hadas y las Disney­landias son mentiras.
Y no es una mentira gratuita. Al contrario, los seis meses que está previsto que funcione la Expo 2015, que se organiza en Milán bajo el títuloAlimentar el planeta, energía para la vida, son un esfuerzo titánico que la administración italiana y las de muchos otros países presentes están haciendo para presentar su actividad en los rubros de agricultura y alimentación, pero del que sólo se benefician las grandes corporaciones. Son los McDonald’s, las Coca-Colas y los Nestlés quienes tienen todo el protagonismo en este escaparate global para, como Merlín y sus hechizos, embaucar al mundo explicando sus recetas mágicas para alimentar a la población. Son estas empresas las beneficiadas de contar con los flashes y focos, pues bien saben que esas niñas y niños que se abrazan a sus mascotas se abrazan a una forma de entender la alimentación que les reportará, por muchos años, clientes fidelizados. Un día en Alimentalandia no se olvida tan fácilmente, anotan sus expertos enmarketing.
Pero como dice la Vía Cam­pesina, presente durante tres días en Milán, en una Contraexpo, hay que develar qué hay detrás de cada una de estas empresas como “Coca-Cola, que además de producir productos sin ningún valor nutricional, está implicada, entre otros casos, en la muerte de sindicalistas colombianos que luchaban por preservar sus recursos hídricos y derechos laborales, o McDonald’s, conocida entre otros por su pésimo historial en materia de derechos laborales y comida sana”.
A mi enteder es grave darles más protagonismo a estas empresas responsables de tantas injusticias, pero más grave es trasladar la prepotente idea de que son ellas las que alimentan al planeta, o incluso son garantía de vida, como dice el eslogan de la Expo. Sobre todo aquí, en una Europa tandescampesinizada (la actuación másrompedora de la propia Expo ha sido dedicar una media hectárea entre edificios de Milán a un campo de trigo) donde, o bien hemos configurado en nuestros cerebros que la comida nace, crece y se reproduce en las estanterías de los supermercados y en los arcones de los congeladores, o bien estamos confiados en que serán las tecnologías de estas empresas las que encontrarán soluciones mágicas para asegurar la alimentación del futuro, en un entorno cada vez más complicado. Pero las cifras nos obligan a generar una pregunta crucial: si al menos 70 por ciento de la comida que se produce en el mundo llega del trabajo de las y los pequeños campesinos, creando empleo y cuidando la tierra, ¿no son ellas y ellos los protagonistas reales?
Claro que sí, pero tampoco esperábamos nada de la Expo de Milán, es cierto. No es con castillos en el aire como pensamos que se puedan corregir nociones tan interiorizadas. Es con historias reales, con el conocimiento directo, con el contacto entre quienes producen y quienes consumimos, con los sabores de la tierra en nuestras bocas, como entenderemos qué modelo agrícola queremos defender. Y para esto no se necesitan ni pabellones ni mascotas ni luces de neón ni dinero público malgastado.
El acto de cultivar y el acto de comer tienen muchos momentos donde cogerse de la mano, y bailar.


La maldad en estado puro
Sergio Ramírez
L
a lista parece ser la de un grupo de ciudadanos llamados a recibir diplomas de honor por servicios distinguidos a su comunidad: está la directora de una biblioteca de barrio que espera por su jubilación tras muchos años de servicio; una consejera de carrera para estudiantes universitarios; una patóloga del lenguaje y entrenadora de un equipo de atletismo, que adoraba la música góspel; un recién graduado en administración de empresas, servicial y emprendedor, que se define en su cuenta de Instagram como poeta, artista y empresario; un pastor que empezó a predicar a los 13 años de edad y a los 18 ya tenía su iglesia. Y hay también otros de perfiles más modestos, como la cantante de coro de 87 años, aficionada a las máquinas tragamonedas y cuya ambición es conocer un día la torre Ellis de Chicago; o la que hace trabajos de limpieza y presta servicios de sacristana voluntaria.
Todos ellos, nueve en total, eran negros y cayeron bajo las balas del terrorista racial Dylann Roof, quien entró a la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel de la ciudad de Charleston, en el sur de Estados Unidos, armado de una pistola Glock calibre 45 y los atacó a mansalva mientras participaban en su sesión de estudio de la Biblia. El joven administrador de empresas, horas antes de ser abatido, había colocado en Instagram un último mensaje con una foto y una cita de Jackie Robinson, el legendario tercera base de los Dodgers, el primer negro en ser admitido en las Grandes Ligas del beisbol: Una vida no es importante excepto por el impacto que tenga en otras vidas.
Roof, que tiene 21 años, se la había pasado jugando a la guerra interestelar en una consola Xbox en compañía de un amigo de su edad, antes de dirigirse a la iglesia Emanuel. Entró, se sentó tranquilamente. Fue recibido de manera amistosa, y permaneció allí por espacio de una hora. Un video lo muestra conversando con sus víctimas, y se supone que aun rezó con ellas antes de sacar la Glock y dispararles metódicamente, tomando la previsión de dejar a una de las participantes viva para que saliera a divulgar su hazaña.No te voy a matar... porque quiero que puedas contar lo que pasó, le dijo. Luego huyó.
El alcalde de Charleston, Joseph P. Riley, llamó a este crimen un acto depura maldad concentrada; un acto que parecería fruto de la locura de un individuo perverso, pero que refleja también la cultura racista que unas veces de manera abierta, otras solapada, ha acompañado la existencia de Estados Unidos a lo largo de su existencia, un fantasma incómodo y agresivo que despierta siempre de tanto en tanto para enseñar sus garras sangrientas. Una anomalía grave en una sociedad de solidez democrática.
Los negros se están apoderando del mundo, y alguien tiene que hacer algo al respecto por la raza blanca, le había comentado Roof al amigo con el que solía jugar Xbox, mientras bebían vodka. Y empeñado en acabar con esa amenaza, utilizó el dinero del regalo de cumpleaños de su padre para comprar en una armería de la esquina –que las hay por todos lados como si fueran jugueterías– la pistola Glock con la que habría de consumar la masacre purificadora, con la esperanza de llegar a desatar una guerra racial.
Qué extraño paisaje el de un país que elige a un negro como presidente y así pareciera enterrar todo su pasado de intolerancia racial, pero vuelve siempre a enseñar su lado oscuro, que parece atávico. La bandera de los estados confederados del sur, que es también para muchos un símbolo de la tradición esclavista, y de la segregación racial, siguió ondeando en el capitolio de Carolina del Sur, y no fue arriada a media asta en memoria de las víctimas de la masacre, como lo fueron las de la nación, y las del propio estado. ¿Por qué? Alguien ha dicho que es un asunto de susceptibilidades. La memoria oculta que se toca, estalla.
La mente de Roof vive entre fantasmas impenitentes, y cree que la villanía es heroísmo. Había que actuar en defensa de la superioridad racial blanca, y actuar quiere decir matar.Alguien tiene que tener el coraje de hacerlo en la vida real, y supongo que ese debo ser yo, dice en un manifiesto publicado en su blog bajo el emblemático título El último rodesiano. No son ideas caídas del cielo o salidas de las bocas del infierno. Ha mamado esa leche. Hay quienes las comparten con él, son el patrimonio de muchos otros y están en el aire de la conciencia social en su vecindario.
El veinteañero Roof añora a Rodesia, añora el apartheid. Su sueño es una república racial de blancos:¿Qué tal si protegemos la raza blanca y dejáramos de luchar por los judíos?, proclama. Piensa que la edad de la caballería andante del Ku Klux Klan y de los skinheads se ha traslado ahora al reino indolente de Internet, un racismo nada más cibernético, y se lamenta de que los viejos luchadores que ahorcaban y quemaban negros, hayan desaparecido.
Son los fantasmas que tienen que ser despertados de su letargo, y por algún lado había que empezar. Una bibliotecaria, una entrenadora de atletismo, el pastor que a los 13 años ya predicaba. El muchacho que admiraba a Jackie Robinson, la afanadora que en sus ratos libres era sacristana voluntaria de la iglesia Emanuel.
Por un asunto que parece ser también de susceptibilidades, no muchos se atreven a calificar esta masacre como un crimen terrorista, equiparable a las decapitaciones de los yihadistas. Pero ya es algo que se le considera como un crimen de odio, aquel que está motivado, en su totalidad o en parte, por el prejuicio o la animosidad de su autor contra la raza, religión, origen o discapacidad de la víctima.
La maldad en estado puro.
Ciudad de México, junio 2015
Twitter: sergioramirezm

lunes, 22 de junio de 2015

La Carta Magna de la ecología integral: grito de la Tierra / grito de los pobres

2015-06-19


  Antes de hacer cualquier comentario vale la pena resaltar algunas singularidades de la encíclica Laudato sí' del Papa Francisco.
Es la primera vez que un Papa aborda el tema de la ecología en el sentido de una ecología integral (por lo tanto que va más allá de la ambiental) de forma tan completa. Gran sorpresa: elabora el tema dentro del nuevo paradigma ecológico, cosa que ningún documento oficial de la ONU ha hecho hasta hoy. Fundamenta su discurso con los datos más seguros de las ciencias de la vida y de la Tierra. Lee los datos afectivamente (con inteligencia sensible o cordial), pues discierne que detrás de ellos se esconden dramas humanos y mucho sufrimiento también por parte de la madre Tierra. La situación actual es grave, pero el Papa Francisco siempre encuentra razones para la esperanza y para confiar en que el ser humano puede encontrar soluciones viables. Enlaza con los Papas que le precedieron, Juan Pablo II y Benedicto XVI, citándolos con frecuencia. Y algo absolutamente nuevo: su texto se inscribe dentro de la colegialidad, pues valora las contribuciones de decenas de conferencias episcopales del mundo entero, desde la de Estados Unidos a la de Alemania, la de Brasil, la de la Patagonia-Comahue, la del Paraguay. Acoge las contribuciones de otros pensadores, como los católicos Pierre Teilhard de Chardin, Romano Guardini, Dante Alighieri, su maestro argentino Juan Carlos Scannone, el protestante Paul Ricoeur y el musulmán sufí Ali Al-Khawwas. Los destinatarios somos todos los seres humanos, pues todos somos habitantes de la misma casa común (palabra muy usada por el Papa) y sufrimos las mismas amenazas.
El Papa Francisco no escribe en calidad de Maestro y Doctor de la fe sino como un Pastor celoso que cuida de la casa común y de todos los seres, no sólo de los humanos, que habitan en ella.
Un elemento merece ser destacado, pues revela la forma mentis (la manera de organizar su pensamiento) del Papa Francisco. Este es tributario de la experiencia pastoral y teológica de las iglesias latinoamericanas que a la luz de los documentos del episcopado latinoamericano (CELAM) de Medellín (1968), de Puebla (1979) y de Aparecida (2007) hicieron una opción por los pobres contra la pobreza y a favor de la liberación.
El texto y el tono de la encíclica son típicos del Papa Francisco y de la cultura ecológica que ha acumulado, pero me doy cuenta de que también muchas expresiones y modos de hablar remiten a lo que viene siendo pensado y escrito principalmente en América Latina. Los temas de la «casa común», de la «madre Tierra», del «grito de la Tierra y del grito de los pobres», del «cuidado», de la «interdependencia entre todos los seres», de los «pobres y vulnerables», del «cambio de paradigma», del «ser humano como Tierra» que siente, piensa, ama y venera, de la «ecología integral» entre otros, son recurrentes entre nosotros.
La estructura de la encíclica obedece al ritual metodológico usado por nuestras iglesias y por la reflexión teológica ligada a la práctica de liberación, ahora asumida y consagrada por el Papa: ver, juzgar, actuar y celebrar.
Comienza revelando su principal fuente de inspiración: San Francisco de Asís, al que llama «ejemplo por excelencia de cuidado y de una ecología integral, y que mostró una atención especial por los más pobres y abandonados» (nº 10 y 66).
Y entonces empieza con el ver: «Lo que le está pasando a nuestra casa» (17-61). Afirma el Papa: «basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa común» (61). En esta parte incorpora los datos más consistentes referentes a los cambios climáticos (20-22), la cuestión del agua (27-31), la erosión de la biodiversidad (32-42), el deterioro de la calidad de la vida humana y la degradación de la vida social (43-47), denuncia la alta tasa de iniquidad planetaria, que afecta a todos los ámbitos de la vida (48-52), siendo los pobres las principales víctimas (48).
En esta parte hay una frase que nos remite a la reflexión hecha en América Latina: «Pero hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el grito de la Tierra como el grito de los pobres» (49). Después añade: «el gemido de la hermana Tierra se une al gemido de los abandonados del mundo» (53). Esto es absolutamente coherente, pues al principio ha dicho que «nosotros somos Tierra» (2; cf. Gn 2,7), muy en la línea del gran cantor y poeta indígena argentino Atahualpa Yupanqui: «el ser humano es Tierra que camina, que siente, que piensa y que ama».
Condena la propuesta de internacionalización de la Amazonia que «solamente serviría a los intereses económicos de las multinacionales» (38). Hace una afirmación de gran vigor ético: «es gravísima iniquidad obtener importantes beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la degradación ambiental» (36).
Con tristeza reconoce: «nunca habíamos maltratado y lastimado a nuestra casa común como en los dos últimos siglos» (53). Frente a esta ofensiva humana contra la madre Tierra que muchos científicos han denunciado como la inauguración de una nueva era geológica –el antropoceno– lamenta la debilidad de los poderes de este mundo que, engañados, «piensan que todo puede continuar como está» como coartada para «mantener sus hábitos autodestructivos» (59) con «un comportamiento que parece suicida» (55).
Prudente, reconoce la diversidad de opiniones (nn.60-61) y que «no hay una única vía de solución» (60). Así y todo «es cierto que el sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista porque hemos dejado de pensar en los fines de la acción humana» (61) y nos perdemos en la construcción de medios destinados a la acumulación ilimitada a costa de la injusticia ecológica (degradación de los ecosistemas) y de la injusticia social (empobrecimiento de las poblaciones). La humanidad simplemente «ha defraudado las expectativas divinas» (61).
El desafío urgente, entonces, consiste en «proteger nuestra casa común» (13); y para eso necesitamos, citando al Papa Juan Pablo II: «una conversión ecológica global» (5); «una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad» (231).
Realizada la dimensión del ver, se impone ahora la dimensión del juzgar. Juzgar que es planteado en dos vertientes, una científica y otra teológica.
Veamos la científica. La encíclica dedica todo el tercer capítulo al análisis «de la raíz humana de la crisis ecológica» (101-136). Aquí el Papa se propone analizar la tecnociencia sin prejuicios, acogiendo lo que ha traído de «cosas realmente valiosas para mejorar la calidad de vida del ser humano» (103). Pero este no es el problema, sino que se independizó, sometió a la economía, a la política y a la naturaleza en vista de la acumulación de bienes materiales (cf. 109). La tecnociencia parte de una suposición equivocada que es la «disponibilidad infinita de los bienes del planeta» (106), cuando sabemos que ya hemos tocado los límites físicos de la Tierra y que gran parte de los bienes y servicios no son renovables. La tecnociencia se ha vuelto tecnocracia, una verdadera dictadura con su lógica férrea de dominio sobre todo y sobre todos (108).
La gran ilusión, hoy dominante, reside en creer que con la tecnociencia se pueden resolver todos los problemas ecológicos. Esta es una idea engañosa porque «implica aislar las cosas que están siempre conectadas» (111). En realidad, «todo está relacionado» (117) «todo está en relación» (120), una afirmación que recorre todo el texto de la encíclica como un ritornelo, pues es un concepto-clave del nuevo paradigma contemporáneo. El gran límite de la tecnocracia está en el hecho de «fragmentar los saberes y perder el sentido de totalidad» (110). Lo peor es «no reconocer el valor propio de cada ser e incluso negar un valor peculiar al ser humano» (n.118).
El valor intrínseco de cada ser, por minúsculo que sea, está destacado de manera permanente en la encíclica (69), como lo hace la Carta de la Tierra. Negando ese valor intrínseco estamos impidiendo que «cada ser comunique su mensaje y dé gloria a Dios» (33).
La mayor desviación producida por la tecnocracia es el antropocentrismo. Este supone ilusoriamente que las cosas solo tienen valor en la medida en que se ordenan al uso humano, olvidando que su existencia vale por sí misma (33). Si es verdad que todo está en relación, entonces «nosotros los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas y nos unimos con tierno cariño al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre Tierra» (92). ¿Cómo podemos pretender dominarlos y verlos bajo la óptica estrecha de la dominación?
Todas las «virtudes ecológicas» (88) se pierden por la voluntad de poder como dominación de los otros y de la naturaleza. Vivimos una angustiante «pérdida del sentido de la vida y del deseo de vivir juntos» (110). Cita algunas veces al teólogo ítalo-alemán Romano Guardini (1885-1968), uno de los más leídos a mediados del siglo pasado, que escribió un libro crítico contra las pretensiones de la modernidad (105 nota 83: Das Ende der Neuzeit, El ocaso de la Edad Moderna, 1958).
La otra vertiente del juzgar es de corte teológico. La encíclica reserva un buen espacio al «Evangelio de la Creación» (62-100). Parte justificando el aporte de las religiones y del cristianismo, pues siendo la crisis global, cada instancia debe, con su capital religioso, contribuir al cuidado de la Tierra (62). No insiste en las doctrinas sino en la sabiduría presente en los distintos caminos espirituales. El cristianismo prefiere hablar de creación en vez de naturaleza, pues la «creación tiene que ver con un proyecto de amor de Dios» (76). Cita, más de una vez, un bello texto del libro de la Sabiduría (11,24) donde aparece claro que «la creación pertenece al orden del amor» (77) y que Dios es “el Señor amante de la vida” (Sab 11,26).
El texto se abre a una visión evolucionista del universo sin usar esa palabra, hace un circunloquio al referirse al universo «compuesto por sistemas abiertos que entran en comunión unos con otros» (79). Utiliza los principales textos que ligan a Cristo encarnado y resucitado con el mundo y con todo el universo, haciendo sagrada la materia y toda la Tierra (83). Y en este contexto cita a Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955; nº 83 nota 53) como precursor de esta visión cósmica.
El hecho de que Dios-Trinidad sea relación de divinas Personas tiene como consecuencia que todas las cosas en relación sean resonancias de la Trinidad divina (240).
Citando al Patriarca Ecuménico de la Iglesia ortodoxa, Bartolomeo «reconoce que los pecados contra la creación son pecados contra Dios» (7). De aquí la urgencia de una conversión ecológica colectiva que rehaga la armonía perdida.
La encíclica concluye esta parte acertadamente: «el análisis mostró la necesidad de un cambio de rumbo… debemos salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos hundiendo» (163). No se trata de una reforma, sino, citando la Carta de la Tierra, de buscar «un nuevo comienzo» (207). La interdependencia de todos con todos nos lleva a pensar «en un solo mundo con un proyecto común» (164).
Ya que la realidad presenta múltiples aspectos, todos íntimamente relacionados, el Papa Francisco propone una ecología integral que va más allá de la ecología ambiental a la que estamos acostumbrados (137). Ella cubre todos los campos, el ambiental, el económico, el social, el cultural y también la vida cotidiana (147-148). Nunca olvida a los pobres que testimonian también su forma de ecología humana y social viviendo lazos de pertenencia y de solidaridad de los unos con los otros (149).
El tercer paso metodológico es el actuar. En esta parte, la encíclica se atiene a los grandes temas de la política internacional, nacional y local (164-181). Subraya la interdependencia de lo social y de lo educacional con lo ecológico y constata lamentablemente las dificultades que trae el predominio de la tecnocracia, dificultando los cambios que refrenen la voracidad de acumulación y de consumo, y que puedan inaugurar lo nuevo (141). Retoma el tema de la economía y de la política que deben servir al bien común y a crear condiciones para una plenitud humana posible (189-198). Vuelve a insistir en el diálogo entre la ciencia y la religión, como viene siendo sugerido por el gran biólogo Edward O. Wilson (cf. el libro La creación: cómo salvar la vida en la Tierra, 2008). Todas las religiones «deben buscar el cuidado de la naturaleza y la defensa de los pobres» (201).
Todavía en el aspecto del actuar desafía a la educación en el sentido de crear una «ciudadanía ecológica» (211) y un nuevo estilo de vida, asentado sobre el cuidado, la compasión, la sobriedad compartida, la alianza entre la humanidad y el ambiente, pues ambos están umbilicalmente ligados, la corresponsabilidad por todo lo que existe y vive y por nuestro destino común (203-208).
Finalmente, el momento de celebrar. La celebración se realiza en un contexto de «conversión ecológica» (216) que implica una «espiritualidad ecológica» (216). Esta se deriva no tanto de las doctrinas teológicas sino de las motivaciones que la fe suscita para cuidar de la casa común y «alimentar una pasión por el cuidado del mundo» (216). Tal vivencia es antes una mística que moviliza a las personas a vivir el equilibrio ecológico, «el interior consigo mismo, el solidario con los otros, el natural con todos los seres vivos y el espiritual con Dios» (210). Ahí aparece como verdadero que «lo menos es más» y que podemos ser felices con poco.
En el sentido de la celebración «el mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza» (12).
El espíritu tierno y fraterno de San Francisco de Asís atraviesa todo el texto de la encíclica Laudato sí'. La situación actual no significa una tragedia anunciada, sino un desafío para que cuidemos de la casa común y unos de otros. Hay en el texto levedad, poesía y alegría en el Espíritu e indestructible esperanza en que si grande es la amenaza, mayor aún es la oportunidad de solución de nuestros problemas ecológicos.
Termina poéticamente “Más allá del sol”, con estas palabras: «Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten la alegría de la esperanza» (244).
Me gustaría acabar con las palabras finales de la Carta de la Tierra que el mismo Papa cita (207): «Que nuestro tiempo se recuerde por despertar a una nueva reverencia ante la vida, por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad, por acelerar la lucha por la justicia y la paz, y por la alegre celebración de la vida».

Sobre la Eco-Encíclica del Papa Francisco, "Laudato Si".

A pesar de ser Ateo (o agnóstico, según el día) debo reconocer que es realmente impresionante la Eco-Encíclica del Papa Francisco, "Laudato Si"... deuda ecológica, comunitarismo, crítica fuerte al consumismo, al desarrollismo, a la tecnocracia, al mundo financiero. Respeto por otros saberes y culturas, el rol de la mujer, hasta de la privatización de la Naturaleza. Reivindicación de las luchas sociales, de la ecología de saberes, la Naturaleza como sujeto...


Van abajo algunos extractos que hice de la misma que, creo, merecen especial atención (los títulos son míos):


SOMOS NATURALEZA
"Nosotros mismos somos tierra. Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta" 
"Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados."
CRITICA AL CONSUMISMO Y LA CULTURA DEL DESCARTE:
"La cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura"
“La humanidad debe tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo"
"Muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse en enmascarar los problemas"
"Conocemos la imposibilidad de sostener el actual nivel de consumo de los países más desarrollados y de los sectores ricos"
"El cuidado de los ecosistemas supone una mirada que vaya más allá de lo inmediato"

EL ACCESO AL AGUA COMO DERECHO HUMANO
"Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado."
"El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal." "Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable."

CIUDADES
“Hoy advertimos, por ejemplo, el crecimiento desmedido y desordenado de muchas ciudades que se han hecho insalubres para vivir, debido no solamente a la contaminación originada por las emisiones tóxicas, sino también al caos urbano, a los problemas del transporte y a la contaminación visual y acústica. Muchas ciudades son grandes estructuras ineficientes que gastan energía y agua en exceso. Hay barrios que, aunque hayan sido construidos recientemente, están congestionados y desordenados, sin espacios verdes suficientes.”
“No es propio de habitantes de este planeta vivir cada vez más inundados de cemento, asfalto, vidrio y metales, privados del contacto físico con la naturaleza." 
"Hace falta incorporar la historia, la cultura y la arquitectura de un lugar, manteniendo su identidad original. Por eso, la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido más amplio."
LA ENTELEQUIA DE LA “CIUDAD VERDE”
“Suele encontrarse una ciudad bella y llena de espacios verdes bien cuidados en algunas áreas «seguras», pero no tanto en zonas menos visibles, donde viven los descartables de la sociedad.”

BARRIOS PRIVADOS Y COUNTRIES:
"Se crean urbanizaciones «ecológicas» sólo al servicio de unos pocos, donde se procura evitar que otros entren a molestar una tranquilidad artificial." 

ACCESO A LOS LAGOS, RIOS, A LA NATURALEZA
“En algunos lugares, rurales y urbanos, la privatización de los espacios ha hecho que el acceso de los ciudadanos a zonas de particular belleza se vuelva difícil.”

ECOSOCIALISMO:
"El deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta"
"Son inseparables la preocupación por la Naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior" "...la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta..."

CRITICA A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y CENTROS DE PODER:
"Profesionales, formadores de opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados lejos de los excluídos" "Viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida q no están al alcance d la mayoría d la población mundial"

DEUDA ECOLÓGICA ENTRE NORTE Y SUR
“Hay una verdadera «deuda ecológica», particularmente entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países.
"Las exportaciones de materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales"
"La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica"
"De diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro"
"El calentamiento originado por el enorme consumo de algunos países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra" "Las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados"
"Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos."

CRÍTICA A LA TECNOCRACIA:
"Nuevas formas de poder del paradigma tecnoeconómico terminen arrasando no sólo con la política sino también con la libertad y la justicia"
"El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales" "...Así sólo podrían esperarse algunas declamaciones superficiales, acciones filantrópicas aisladas, y esfuerzos por mostrar sensibilidad…"
"La alianza entre la economía y la tecnología termina dejando afuera lo que no forme parte de sus intereses inmediatos."
"...crítica a las formas de poder que derivan de la tecnología, buscar otros modos de entender la economía y el progreso..."
"…encontrar soluciones no sólo en la técnica sino en un cambio del ser humano, de otro modo afrontaríamos sólo los síntomas"
"La tecnología que, ligada a las finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de hecho suele ser incapaz..."
"La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia." 
"La tecnología que, ligada a las finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de hecho suele ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre las cosas, y por eso a veces resuelve un problema creando otros."
"La ciencia y la tecnología no son neutrales..."

BURBUJAS FINANCIERAS Y BURBUJAS PRODUCTIVAS
"La salvación de los bancos a toda costa, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de revisar y reformar el entero sistema, reafirma un dominio absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que sólo podrá generar nuevas crisis después de una larga, costosa y aparente curación.
La crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de una nueva economía más atenta a los principios éticos y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y de la riqueza ficticia."
"...Eso lleva muchas veces a una sobreproducción de algunas mercancías, con un impacto ambiental innecesario, que al mismo tiempo perjudica a muchas economías regionales. La burbuja financiera también suele ser una burbuja productiva."

REIVINDICACIÓN DEL ACCIONAR DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES:
“El movimiento ecológico mundial ha hecho ya un largo recorrido, enriquecido por el esfuerzo de muchas organizaciones de la sociedad civil.” “…Gracias a tanta entrega, las cuestiones ambientales han estado cada vez más presentes en la agenda pública y se han convertido en una invitación constante a pensar a largo plazo.”
"Cualquier intento de organizaciones sociales por modificar las cosas será visto como una molestia provocada por ilusos románticos o como un obstáculo"

CRÍTICA A LA ECONOMÍA VERDE, A LAS “SOLUCIONES” DE MERCADO Y A LA ECOLOGÍA SUPERFICIAL:
"Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de renta financiera"
"Cualquier cosa que sea frágil, como el ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertido en regla absoluta”
"Crece una ecología superficial o aparente que consolida un cierto adormecimiento y una alegre irresponsabilidad"
"El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente"
"Evitar una concepción mágica del mercado, que dice que los problemas se resuelven con el crecimiento de los beneficios de las empresas"
"Dentro del esquema del rédito no hay lugar para pensar en los ritmos de la Naturaleza, en sus tiempos de degradación y de regeneración"

CONTRA LAS GUERRAS POR RECURSOS:
"Ante el agotamiento de recursos, se va creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones"

CRÍTICA AL CONCEPTO HEGEMÓNICO DE DESARROLLO Y PROGRESO. DECRECIMIENTO.
"Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a «estrujarlo» hasta el límite y más allá del límite."
"Tenemos que convencernos de que desacelerar un determinado ritmo de producción y de consumo dará lugar a otro modo de progreso y desarrollo"
"Ha llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento en algunas partes del mundo aportando recursos para que se pueda crecer sanamente en otras"
"Simplemente se trata de redefinir el progreso."
“El discurso del crecimiento sostenible suele convertirse en un recurso diversivo y exculpatorio que absorbe valores del discurso ecologista dentro de la lógica de las finanzas y de la tecnocracia, y la responsabilidad social y ambiental de las empresas suele reducirse a una serie de acciones de marketing e imagen.”

CONVERSIÓN COMUNITARIA
"Muchas personas en estas condiciones son capaces de tejer lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo. Esta experiencia de salvación comunitaria es lo que suele provocar reacciones creativas para mejorar un edificio o un barrio" 
"La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria"

FUNCIÓN SOCIAL DE LA PROPIEDAD 
"La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada." "Sobre toda propiedad privada grava siempre una hipoteca social..."

AGRONEGOCIO Y TRANSGÉNICOS
"En muchos lugares, tras la introducción de estos cultivos (transgénicos), se constata una concentración de tierras productivas en manos de pocos debido a «la progresiva desaparición de pequeños productores que, como consecuencia de la pérdida de las tierras explotadas, se han visto obligados a retirarse de la producción directa. Los más frágiles se convierten en trabajadores precarios, y muchos empleados rurales terminan migrando a miserables asentamientos de las ciudades. La expansión de la frontera de estos cultivos arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales. En varios países se advierte una tendencia al desarrollo de oligopolios en la producción de granos y de otros productos necesarios para su cultivo, y la dependencia se agrava si se piensa en la producción de granos estériles que terminaría obligando a los campesinos a comprarlos a las empresas productoras." 

AGROTÓXICOS COMO AGROTÓXICOS
"Muchos pájaros e insectos que desaparecen a causa de los agrotóxicos creados por la tecnología son útiles a la misma agricultura"
"...la contaminación que afecta a todos... los fertilizantes, insecticidas, fungicidas, controladores de malezas y agrotóxicos"
"Los productos químicos utilizados en las ciudades y en el agro pueden producir un efecto de bioacumulación"

COMUNIDADES INDÍGENAS
“Es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios. Para ellos, la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan. Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura.”

DIÁLOGO DE SABERES COMO SOLUCIÓN
"La visión consumista del ser humano, alentada por los engranajes de la actual economía globalizada, tiende a homogeneizar las culturas y a debilitar la inmensa variedad cultural, que es un tesoro de la humanidad."
"No hay un solo camino de solución. Esto da lugar a diversos aportes que podrían entrar en diálogo hacia respuestas integrales" "...Es necesario acudir a las diversas riquezas culturales de los pueblos, al arte y a la poesía, a la vida interior y a la espiritualidad" "...ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser dejada de lado..."
“Es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales...” 
"Prestar atención a las culturas locales a la hora de analizar cuestiones relacionadas con el medio ambiente, poniendo en diálogo el lenguaje científico-técnico con el lenguaje popular. Es la cultura no sólo en el sentido de los monumentos del pasado, sino especialmente en su sentido vivo, dinámico y participativo, que no puede excluirse a la hora de repensar la relación del ser humano con el ambiente."

Por Enrique Viale
enriqueviale.blogspot.com