miércoles, 5 de febrero de 2014

México SA
Pemex al rescate, otra vez
Alonso Ancira, favorecido
Al 3x1 recompra empresa
Carlos Fernández-Vega
C
on eso de que Petróleos Mexicanos tiene que ser competitiva (Peña Nietodixit), la paraestatal puso las neuronas a trabajar y no deja derescatar empresas privadas. Ya se conoce la historia de los astilleros gallegos y los miles de empleos que generará… en España. Pero ahora recompra ex paraestatales a precio inflado (al 3 x 1), y va en pos de un consorcio privatizado en el salinato, el cual, de acuerdo con los especialistas, no es más que un montón de fierros viejos.
Lo más interesante de todo esto es que en esta trama una vez más aparece el zar del carbón y propietario de Minera del Norte, una de las mineras denunciadas en los tejes y manejes entre templarios y autodefensas (ver la nota principal de La Jornada del domingo 2 de febrero y el México SA del lunes 3), que no es otro que Alonso Ancira (muy cercano a CSG, según presume), cabeza visible del Grupo Acerero del Norte, propietario de la también ex paraestatal Altos Hornos de México, entre otras.
Resulta que tres semanas atrás PMI, filial de Petróleos Mexicanos y la misma entidad que concretó el rescate de los astilleros gallegos, firmó un contrato para la compra de la empresa privada Agro Nitrogenados (subsidiaria de Minera del Norte y propiedad de Alonso Ancira), un consorcio del Estado que formó parte de Fertimex, privatizada por Carlos Salinas de Gortari en marzo de 1992, toda vez que, según él, se trataba de una paraestatal no estratégica.
En ese entonces, por tal venta el gobierno mexicano habría recibido algo así como 150 millones de dólares al tipo de cambio de la época (por cierto, la para entonces privatizada empresa Agro Nitrogenados dejó un regalito de 219 millones de pesos en la panza del Fobaproa, vía Comermex-Inverlat, monto que siguen pagando los mexicanos). Al empresario Alonso Ancira el gobierno mexicano le vendió una empresa productiva, en funcionamiento y con mercado garantizado.
Pues bien, casi 22 años después de aquella privatización (que los genios del salinato justificaron por el carácter no estratégico de la producción de fertilizantes nacionales), PMI (léase Petróleos Mexicanos) decidió recomprar Agro Nitrogenados por la friolera de 475 millones de dólares, es decir, a un precio tres veces mayor al que el propio Alonso Ancira (se supone) pagó más de dos décadas atrás por una empresa en plena operación. Es un negociazo, sin duda, aunque no para la nación: por cada dólar que el erario obtuvo en 1992 por la venta de la citada empresa, en 2014 Pemex paga poco más de tres pararecuperarla, aunque se trate de un consorcio obsoleto e improductivo desde 1999.
La firma del contrato de compraventa se llevó a cabo el pasado 16 de enero en la torre de Marina Nacional, y en la fotografía que certifica la operación y el entusiasmo de los participantes aparecen más que sonrientes el director general de Pemex, Emilio Lozoya, y el presidente del Grupo Acerero del Norte, Alonso Ancira, rodeados de ejecutivos y funcionarios de la paraestatal y el consorcio privado. Así es: 475 millones de billetes verdes provenientes del erario para rescatar un montón de fierros viejos, con tecnología obsoleta, que hace 15 años no produce nada y que tendrán que rehabilitar para que sea operativa.
Eso sí, la paraestatal asegura que con “la compra de los activos de la empresa Agro Nitrogenados, Pemex reactivará la producción hasta de 990 mil toneladas anuales de urea en Pajaritos, Veracruz, a partir de 2015. La producción esperada de urea representa cerca de 75 por ciento de la demanda nacional actual de este insumo estratégico (resulta que ahora sí es estratégico) para el agro nacional. La producción potencial de la planta podría sustituir la importación de fertilizantes por más de 400 millones de dólares anuales. Sin embargo, se busca también reconstituir el mercado interno de esta industria y orientar el producto hacia los sectores de menor nivel de desarrollo económico en el país, ubicados en la región sur-sureste del país… Con esta operación, Pemex cumple su compromiso con el campo mexicano, el Plan Nacional de Desarrollo y con las iniciativas del presidente Peña Nieto de un México próspero”.
Un poco tarde, y a un precio exorbitante, se dieron cuenta de que la producción de fertilizantes sí es estratégica para México, como lo es para cualquier nación. Desde la privatización salinista de Fertimex y sus distintas plantas productoras (Agro Nitrogenados, entre ellas) la producción interna se desplomó, porque sus propietarios privados no pudieron, no entendieron o ni se enteraron qué es lo que habían comprado y para qué servía. Adujeron razones de altos precios de los insumos, y los productores privados dejaron en el abandono a esa industria y, por ende, al campo mexicano, y a corto plazo el país se convirtió en importador neto de fertilizantes, y de paso de alimentos. ¿Y quiénes decidieron importarlos para revenderlos en el mercado nacional? Los mismos a los que el salinato les entregó Fertimex, por tratarse de una paraestatal no estratégica, y a los que ahora se les recompra (tres por uno) lo que dos décadas atrás les vendieron.
Con ese rasero (sectores y paraestatales no estratégicos), desde los tiempos de Miguel de la Madrid (apertura de la venta de garaje) hasta los de Enrique Peña Nieto (cierre de la venta de garaje, con la modernización de Pemex y CFE) los gobiernos neoliberales se deshicieron de mil 155 entidades del Estado, sin beneficio alguno para el país y sus habitantes, aunque muy productivo para los amigos del régimen. Por allí pasaron la banca, los ferrocarriles, las petroquímicas, las mineras, los satélites, las aerolíneas, obviamente los fertilizantes y todo lo demás que se queda en el tintero, sin olvidar lo más reciente (crudo y energía eléctrica).
Dada la dinámica gubernamental dehacer negocios, nada raro sería que en breve, con recursos públicos, Pemex rescate a la industria petrolera, pues los inversionistas que vinieron por el oro negro mexicano decidieron importar y no producir crudo. De hecho, cómo olvidar la probadita que ya nos dieron: nada más aprobada la reforma energética, el gobierno que privatizó el petróleo y la electricidad pidió, y obtuvo, un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (450 millones de dólares) para financiar a empresas del sector privado para que cogeneren electricidad.
Las rebanadas del pastel
¿Dudas de cómo se hacen los negocios entre el poder público y el privado, en detrimento del país y de sus habitantes? ¿Y Alonso Ancira? Feliz e impune, una vez más.
Twitter: @cafevega
La soberanía reside en el pueblo; restablezcamos nuestra Constitución
Karla Micheel*
C
on la reforma energética impulsada y aprobada por las mayorías del PRI y del PAN, y con la complacencia de algunos integrantes del PRD, se ha dado el último adiós a la Constitución social y de principios revolucionarios que se proclamó el 5 de febrero de 1917.
La reforma energética no cubrió los mínimos requisitos legales, se aprobó sin debate en el Congreso de la Unión y en los congresos locales, despojó de carácter estratégico a una de las principales riquezas nacionales, y la entregó al capital trasnacional. Con esta reforma de visión cortoplacista, sesgada y de privatización indirecta, el gobierno federal busca beneficiarse de los ingresos producidos por el sector privado a partir del año 2016, poniendo en riesgo nuestro futuro como nación soberana.
Esta visión se plasmó desde la propia Estrategia Nacional de Energía 2013-2027 presentada por el actual gobierno federal, que contiene un análisis parcial y catastrofista del sector energético, tomando como base para 80 por ciento de sus líneas de acción la apertura al capital privado, como si ésta fuese unacura milagrosa para todos los males, y también para todos los bienes, que presenta el sector energético.
En el discurso y en los medios de comunicación el gobierno federal sigue afirmando que el petróleo seguirá siendo de los mexicanos. Lo que han omitido explicar es que mediante contratos privados, el Estado mexicano le cederá a los particulares la exploración de yacimientos, las instalaciones de extracción, la maquinaria, el transporte, el almacenamiento, la producción, la refinación y la venta: así los particulares tendrán el control de toda la cadena productiva y, por lo tanto, son quienes podrán fijar precios y condiciones del mercado con base en sus propios intereses y sin preocuparse por los intereses del pueblo, olvidando decir también que esos ingresos se integrarán a las arcas federales 18 meses antes del periodo electoral de 2018.
Esta reforma también impacta en el sistema público de electricidad, ya que abre aún más la producción de energía a particulares, permitiéndoseles la transformación de la energía y la cogeneración privada, lo que les dará la posibilidad de tener precios exclusivos para algunas grandes empresas y para algunas industrias, mientras el resto de la población deberá seguir pagando las altas tarifas impuestas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), debido a que sólo ésta podrá ofrecer dichos servicios a los usuarios domésticos.
La reforma propone y concreta un proceso de debilitamiento gradual tanto de Petróleos Mexicanos (Pemex) como de la CFE, hasta colocar a ambas empresas en un punto donde de nueva cuenta la solución a sus problemas seala privatización directa, sin contratos incentivados o contratos de riesgo que pretendan suavizar dicha privatización.
No podemos permitir que una reforma energética de este calado y con estos altos riesgos para la nación avance sin oposición y sin cuestionamientos. No es la primera vez que intereses extranjeros y traidores se apoderan de los bienes nacionales y tampoco será la primera vez que el pueblo logre recuperarlos.
La reforma energética frena el desarrollo la nación, enajena nuestras riquezas y promueve en nuestro país miseria y explotación. Es una forma directa y pública de dar por muerto nuestro texto constitucional de 1917, representa el último adiós –que da la clase política– a esa Constitución social y garantista que hoy se ha convertido en elmarco legal para fragmentar nuestras empresas nacionales y para vender nuestro patrimonio y recursos naturales.
Pero la lucha no ha terminado, el último adiós no será de nuestra histórica Constitución sino de esa histórica clase política. Es necesario recuperar nuestra independencia económica y soberanía nacional como en otros momentos lo hemos hecho. El pueblo tendrá que rechazar las mentiras de la propaganda, y deberá prevalecer la verdad. El adiós debe ser para aquellos partidos y políticos que apoyaron e impulsaron el entierro de la Carta Magna.
El último adiós no fue generado desde la oficina de la Presidencia de la República o desde las empresas de cabildeo internacional, el último adiós es el que se está construyendo en las calles, en las plazas, en los foros y llegará antes de que la histórica clase política empiece a saborear los beneficios de su reforma energética.
La vía jurídica continuará y participaremos activamente, lo denunciaremos nacional e internacionalmente. La vía política seguirá también, las calles son nuestras, así como las instituciones, y las recobraremos del secuestro en que se encuentran por intereses ajenos. La Asociación Nacional de Abogados Democráticos apoyará a la población en sus acciones legales y en la denuncia de este saqueo a la nación.
* Asociación Nacional de Abogados Democráticos